A finales de 2019, tres nuevos papiros se sumaron a las colecciones del Louvre: los «papiros Reverseaux», llamados así por el apellido de su primer propietario. El primero de ellos, constituye una antología de escriba de singular interés.
El conde de Reverseaux (1788-1852) fue capitán de navío durante la Restauración borbónica en Francia y durante la posterior Monarquía de Julio. Es posible que en 1823 comprara estos tres manuscritos a Bernardino Drovetti, cónsul general de Francia en Alejandría, quien por entonces poseía una enorme colección de antigüedades. Los papiros, que permanecieron en manos de sus descendientes durante dos siglos, se desconocían por completo hasta antes de ser adquiridos por el Louvre.
El papiro Reverseaux II: un “Libro de los muertos”
El primer papiro corresponde a un fragmento de lo que se conoce como Libro de los muertos, una recopilación de textos funerarios que los egipcios llevaban consigo a la vida del más allá para protegerse de los peligros que allí le esperaban. En él encontramos el capítulo 17, el cual contiene una serie de preguntas escritas con tinta roja y viñetas de excelente calidad gráfica. Dicho papiro está escrito en jeroglífico simplificado o cursivo. El manuscrito, que había pertenecido a un escriba llamado Paherypdjet, data de finales del siglo 14 o principios del 13 a. C.
El papirus Reverseaux III: la carta de un comandante de barco
Este papiro, el cual se encontraba muy enrollado en el momento de su restauración, es una correspondencia entre un comandante de navío llamado Belpunait y el escriba Ramose, que vivió durante el reinado de Ramsés II (hacia 1279-1213 a. C.). Presenta una bellísima escritura jeroglífica hierática, es decir, la versión personal y manuscrita de los jeroglíficos. La mitad de la misiva corresponde prácticamente a fórmulas de cortesía, lo cual era algo habitual. A estas le sigue la exhortación que el comandante hace a Ramose, para que no le arrebaten el mástil de su navío. A saber que entre las distintas ramas de la administración egipcia era costumbre que se pisotearan las unas a las otras. Al dorso del manuscrito, se encuentran los nombres del remitente y del destinatario, al igual que las cartas de hoy en día.
El papiro Reverseaux I: una extraordinaria antología de escribas
El papiro más importante de este conjunto es el primero de todos. Cuando se adquirió, estaba muy enrollado y medía 70 cm de alto. Pero gracias a su restauración, ahora alcanza 222 cm. Está compuesto por dos rollos que llevan pegados desde época antigua, y a los que les falta un trozo al principio del todo. Están escritos por al menos tres escribas diferentes, con caligrafía herática y puntos de color rojo, como solía hacerse con los textos literarios de la época. Se trata de pasajes precisos que aquellos estudiantes que aspiraban a una importante carrera administrativa debían aprender. Este tipo de antología, o «miscelánea», bastante habitual durante el Imperio Nuevo, en tiempos de Ramsés (siglos 13-11 a. C.), era prácticamente inexistente en las colecciones del Louvre hasta la fecha. Está compuesta por seis textos sucedidos uno tras otro:
El final de una oración al dios Amón de Karnak, en la que se implora su ayuda durante un año de miseria, y que también conocemos gracias a un papiro conservado en el Museo Británico de Londres.
Las advertencias que se hacen a un estudiante algo despistado, que también observamos en otros dos manuscritos del Museo Británico. La intención no era otra que aleccionar a un joven que había perdido la ilusión por los estudios. De hecho, el texto dice literalmente lo siguiente: «tienes la oreja en la espalda». Hay que tener en cuenta que, en aquella época, el conocimiento y la sabiduría se alcanzaban a base de palos. De hecho, el término egipcio sebayt, puede traducirse tanto por «enseñanza» como por «castigo».
En cuanto a la oración personal dirigida a Amón-Ra, no se tenía conocimiento de otra similar hasta la fecha. Los términos empleados en ella comparan al dios con el viento y el mar de manera extraordinaria. Dicha oración, expresa el deseo de asociarlo con lo más profundo de nuestro ser. Este texto tenía que ser poco habitual en aquella época, ya que presenta algunos errores de comprensión que se repiten en otras partes del manuscrito.
Las advertencias a un maleante. El individuo en cuestión también era un estudiante, pero no uno cualquiera. Las peleas, las borracheras y las putas le parecían mil veces más atractivas que los libros. Todo un horror de cara al moralista, pero un verdadero deleite de cara a nosotros, los lectores modernos.
La introducción a la carta satírica del escriba Hori es un gran clásico de las antologías de este período. Vemos que los escribas se burlan de sus propias rarezas, utilizando hipérboles y un lenguaje grandilocuente. La gran originalidad de esta nueva versión radica en que el autor ya no se presenta como el escriba Hori, sino como Panehesy, que en egipcio significa "el nubio". Atribuir la autoría de un texto tan importante como este a un extranjero supuestamente enemigo de Egipto era sin duda algo que se prestaba a la farsa.
El último texto, del cual no se tiene constancia en ninguna otra parte, es una especie de albarán de unas sandalias de cuero entregadas a un zapatero. Su posición al final del manuscrito era una manera de recordar a los estudiantes la realidad de la rutina diaria que les esperaba el día que estos acabarían trabajando para la administración.
En la parte trasera del papiro, se observa el rastro de ejercicios de escritura. El papiro se ha reforzado con parches del mismo material que se han pegado, lo que indica que fue utilizado durante mucho tiempo. Se trata de un conjunto extraordinario que arroja nuevos conocimientos sobre el Antiguo Egipto, su historia, su cultura letrada y su cultura popular.
Capítulo 1: El descubrimiento del papiro Reverseaux
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