De "La Gioconda" a "Las bodas de Caná"La sala de los Estados
En la sala de los Estados se expone el cuadro más famoso del mundo: La Gioconda, también conocida como Mona Lisa. Esta sala es la más grande del museo y puede acoger a un gran número de visitantes. En torno a este célebre retrato, se presentan otras obras muy conocidas de la escuela veneciana, entre ellas, Las bodas de Caná del Veronés.
Un emplazamiento de excepción
¡Un icono de primera categoría se merecía un lugar en el museo digno de su fama! La sala de los Estados fue elegida en 1966 para exponer la obra maestra de Leonardo da Vinci, al ser la más amplia del Louvre.
La célebre sonrisa enigmática de Mona Lisa no ha dejado de seducir desde hace siglos. Uno de sus primeros admiradores fue Francisco I. El rey, que invitó a Leonardo da Vinci a Francia, le compró el cuadro en 1518. Así fue como la que hoy es la obra más famosa del mundo entró en las colecciones reales, expuestas en el Museo del Louvre a partir de la Revolución francesa.
Desde 2005, La Gioconda ocupa el lugar de honor en el centro de la sala, protegida por una vitrina. Esa presentación excepcional responde a las exigencias de seguridad de una obra tan icónica, pero también a necesidades de conservación: no se trata de un cuadro pintado sobre lienzo, sino de una tabla de madera de álamo. Con el tiempo, ese soporte se ha deteriorado y se ha fisurado. En consecuencia, La Gioconda debe conservarse en unas condiciones de temperatura y humedad sumamente estables, dentro de una vitrina climatizada.
¿Sabías que...?
¿Quién se esconde detrás de La Gioconda?
Es el retrato más famoso del mundo, el de Mona Lisa, esposa del comerciante de telas florentino Francesco del Giocondo. La llamaban “la Gioconda”. Pintada ante un paisaje lejano, la Gioconda nos mira con su legendaria sonrisa en los labios. Sin embargo, al margen de su expresión, lo que le confiere esa presencia tan particular es sobre todo la técnica del sfumato: Leonardo da Vinci superpuso finas capas de pintura para crear las formas atenuando los contornos y los contrastes. El artista atrapó el instante en el que Mona Lisa se vuelve hacia el espectador. Ese movimiento tan natural es lo que confiere una impresión de vida al cuadro.
A solas con La Gioconda
La primera experiencia VR para La Gioconda
El robo del siglo
¡El 21 de agosto de 1911 cundió el pánico en el Louvre! ¡La Gioconda había desaparecido! Los artículos se multiplicaban en la prensa y se prometían recompensas, pero no servía de nada. Durante más de dos años, no hubo noticias de La Gioconda. Y, entonces, un día, Vincenzo Peruggia, un vidriero que había trabajado en el Louvre, le propuso el cuadro más famoso del mundo a un marchante de arte italiano... que avisó a las autoridades. ¡Así se recuperó La Gioconda, que se hizo aún más célebre!
Un nuevo azul
La restauración de la sala de los Estados efectuada en 2019 confirió a las paredes este azul intenso, cuyos matices refuerzan el contraste con la intensidad de la paleta de los maestros venecianos expuestos en la sala (con sus rojos, sus amarillos, sus naranjas, sus verdes...). Es el cambio más reciente que ha experimentado este lugar, y que se suma a otros muchos del pasado.
Una sala histórica
En la sala de los Estados, construida entre 1855 y 1857 por el arquitecto Hector Lefuel, se celebraban durante el Segundo Imperio las grandes sesiones legislativas; de ahí su nombre. La decoración deseada por Napoleón III es imponente y fastuosa, con unas bóvedas pintadas que proclaman la gloria del Imperio. Tras la caída del emperador, la sala se destinó al Museo del Louvre para exponer la pintura francesa del siglo 19. Por entonces, a principios de la Tercera República, el arquitecto Edmond Guillaume la transformó para adaptarla a su nuevo cometido: se tapiaron las ventanas para dejar más sitio a los cuadros y se perforó el techo para acristalarlo y dar entrada a una luz cenital que limitaba los reflejos. Después de la Segunda Guerra Mundial, las pinturas venecianas sustituyeron en las paredes a los cuadros de pintores franceses.
La pintura veneciana
Tiziano, Tintoretto, el Veronés…Los pintores venecianos más importantes rivalizan entre sí con sus obras, de un cromatismo deslumbrante. El monumental cuadro de Las bodas de Caná del Veronés ocupa toda la pared opuesta a la de La Gioconda. Lo rodean otros cuadros famosos: el Concierto campestre y El hombre del guante de Tiziano, el impetuoso boceto hecho por Tintoretto para La coronación de la Virgen (llamado también El paraíso, proyectado para una inmensa decoración de la sala del Gran Consejo del palacio Ducal de Venecia), sublimes retratos como Retrato de una veneciana del Veronés (conocido también como La bella Nani) y tantos otros... Un titileo de colores y de luces que da fe de la maestría de los artistas venecianos del Renacimiento.
Obras destacadas
Otras obras maestras de la pintura veneciana expuesetas en esta sala.
Leonardo di ser Piero da Vinci, conocido como "Leonardo da Vinci", Retrato de Mona Lisa, conocido como La Gioconda
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¿Sabías qué...?
El cuadro más grande del Louvre
¡Tiene más de seis metros de alto por casi 10 de largo, es decir, más de 70 m²! Es el cuadro más grande del Louvre. En Las bodas de Caná aparecen 130 personajes. ¡Un banquete colosal! Un auténtico deslumbramiento de luces y colores.
El Veronés pintó esta obra para el refectorio del monasterio de San Giorgio Maggiore de Venecia, de donde se lo llevaron las tropas del general Napoleón Bonaparte en 1798. Tras la caída del Primer Imperio en 1815, la mayor parte de los cuadros requisados se devolvieron a Italia, pero en el caso de este se temió que el viaje de regreso pudiera dañarlo, de modo que se intercambió por un lienzo de Le Brun, La Magdalena y el fariseo. Sin embargo, las aventuras de Las bodas de Caná no terminan ahí, ya que el cuadro tuvo que evacuarse dos veces para ponerlo a buen recaudo cuando sendas guerras, en 1870 y 1939, acecharon París.
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