Un ideal de belleza griegaLa sala de la Venus de Milo
En sustitución de los antiguos aposentos reales, la galería de Antigüedades del Louvre recibe hoy a los visitantes que buscan las obras maestras de la escultura griega, entre las que quizá la más famosa sea la Venus de Milo. ¡Una obra que deja a todo el mundo de piedra!
De Milo al Louvre
Junto con La Gioconda y la Victoria de Samotracia, la Venus de Milo es una de las tres grandes damas del Museo del Louvre. Su nombre viene dado por la isla griega de Milo, donde se encontró en 1820. El marqués de Rivière, entonces embajador de Francia en Grecia, la adquirió casi de inmediato y se la regaló al rey Luis XVIII. El soberano la cedió a su vez al Louvre en marzo de 1821. En apenas dos años, la Venus pasó de las sombras a la luz.
¿Afrodita o Anfitrite?
En el momento de su llegada al Louvre, se planteó restaurar los brazos desaparecidos, pero finalmente se desestimó la idea para no distorsionar la obra.
La ausencia de los brazos hace difícil la identificación de la estatua: los dioses griegos se reconocen a menudo por los objetos o elementos naturales, llamados “atributos”, que llevan en las manos. Así, en el momento de su descubrimiento se dudó sobre la identidad de la diosa. ¿Era Anfitrite, diosa del mar y, en consecuencia, especialmente venerada en la isla de Milo? ¿O quizá Afrodita, diosa de la belleza, como podría deducirse de su semidesnudez y de la sensualidad de su cuerpo? Ese argumento, así como las joyas que llevaba la estatua, decantó la balanza en favor de Afrodita, Venus para los romanos. Y no hay que olvidar la mano con una manzana, atributo de esa diosa, que también se encontró esculpida en el mismo mármol de Paros.
La Venus de Milo
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La galería de Antigüedades
En la actualidad, podemos admirar la Venus de Milo en una gran sala en la que está prácticamente sola, al final de una larga sucesión de espacios. La lujosa decoración de mármol rojo data de la época de Napoleón I, a principios del siglo 19.
En 1807, el emperador acababa de comprar la prestigiosa colección de su cuñado el príncipe Camilo Borghese. Para albergarla, mandó ampliar la galería de Antigüedades, acondicionada poco tiempo antes. Para las obras, Napoleón recurrió a los arquitectos Charles Percier y Pierre Fontaine.
Al igual que las primeras salas de la galería de Antigüedades, estas también se alzaron sobre antiguos aposentos reales. Sin embargo, en esta ocasión la decoración se rehizo por completo. Percier y Fontaine tiraron tabiques para ampliar el espacio y se decantaron por mármoles grises y rojos que realzan la blancura de las estatuas. La inauguración fue en 1811, diez años antes de la llegada de la Venus de Milo.
Un lugar para la diosa
Cuando la Venus de Milo entró en el Louvre en 1821, se inició una prolongada serie de traslados. Con mucha lógica, al principio se colocó en la galería de Antigüedades, en la misma sala que ocupa hoy. Sin embargo, se planteaban varias dudas. ¿Había que presentarla sola o con otras obras? ¿En qué pedestal? ¿Con qué fondo? ¿Acaso no quedaría mejor entre los cuadros de la Gran Galería? Finalmente, en 2010 la Venus regresó a la sala en la que había estado expuesta a su llegada, casi dos siglos antes. Y desde entonces reina, casi en soledad, en el centro de la estancia, para permitir que los visitantes la admiren en todo su esplendor.
Un poco de historia
Las colecciones de antigüedades griegas y romanas se ubicaron en el Louvre progresivamente. Luis XIV mandó instalar primero, en 1692, una parte de su colección en la sala de las Cariátides. Después, en 1798, llegaron otras antigüedades confiscadas en las campañas de Italia. Entonces se creó la galería de Antigüedades en los antiguos aposentos de Ana de Austria. Más tarde, en 1807, Napoleón I adquirió la colección de su cuñado el príncipe Camilo Borghese. Para acogerla hizo ampliar la galería sirviéndose de las salas vecinas, que hoy albergan, entre otras obras maestras, la Venus de Milo.
Obras destacadas
Afrodita, conocida como la Venus de Milo
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¿Sabías que...?
Una estatua en varios trozos
Al igual que otras estatuas de la Antigüedad, la Venus de Milo está formada por varios bloques de mármol de Paros. El cuerpo se esculpió en dos partes: el empalme entre el tronco y las piernas apenas se adivina a la altura de las caderas, ya que está disimulado por el drapeado. Los brazos también se esculpieron aparte y luego se empalmaron al tronco, como demuestra el agujero de fijación a la altura del hombro izquierdo. Otras esculturas de esta misma sala muestran el sistema de empalmado de los bloques tallados aparte y ensamblados con posterioridad.
Otra belleza menos conocida: la "Venus de Arlés"
¡Antes del hallazgo de la Venus de Milo, la Venus de Arlés era la que encarnaba el ideal de belleza de la Antigüedad! Al igual que la estatua de Milo, lleva el nombre del lugar donde fue descubierta en 1651: el teatro romano de Arlés. Luis XIV quedó cautivado con esa obra maestra clásica encontrada en una ciudad francesa durante su reinado. También en ese caso se dudó de si se trataba de Venus o de otra diosa. El rey Sol vio una Venus y mandó restaurar la estatua al escultor Girardon, que la dotó de sus atributos: la manzana entregada por Paris a la más hermosa de las diosas y el mango de un espejo.
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