

Las fiestas del Segundo Imperio
Los misterios del ala Richelieu

El Gran Salón y el salón teatro
En la decoración y el mobiliario de este Gran Salón, Hector Lefuel concentró lo más lujoso del Segundo Imperio. Aquí era donde el ministro de Estado ofrecía fiestas con toda pompa para sus invitados de honor.
El mobiliario era novedoso y confortable: las sillitas de fina madera dorada podían moverse con facilidad. El sillón circular, en el centro, invitaba a ponerse cómodo. El confidente, un curioso asiento triple, permitía conversaciones íntimas a tres bandas. La lámpara, monumental, pesa tres toneladas.
La decoración pintada del techo evoca las grandes fases de construcción del Louvre de Francisco I a Napoleón III.
En el salón siguiente, podemos admirar los retratos de Napoleón III y la emperatriz Eugenia. No muy lejos, verás un impresionante comedor, el cual nos permite imaginar perfectamente el boato de las cenas de gala que se celebraban en él.

Un salón teatro
¿Te has fijado en la tribuna que hay encima de la apertura que conduce a la sala siguiente? Ahí se instalaban los músicos. Y es que, cuando hacía falta, este gran salón se transformaba en una sala de teatro con capacidad para casi 200 invitados.