Techo de la galería de Apolo

Tras los pasos de Beyoncé y Jay-Z

Apolo vence a la serpiente Pitón

Eugène Delacroix

¿Deslumbrante? Esa es la palabra perfecta, ya que estamos en la galería de Apolo, el dios vinculado con el Sol, que además fue construida por el rey Sol. En 1663, Charles Le Brun, primer pintor de Luis XIV, recibió el encargo de decorarla. Así, coordinó a todo un ejército de artistas y eligió el tema del Sol, desarrollado en todas sus formas. En lo más alto de la bóveda están pintadas las horas desde el amanecer hasta la noche, con el Sol en el centro, en su cenit. Debajo vemos los meses del año en estuco, acompañados de cuadros de las cuatro estaciones. Las horas, doce figuras aladas, vuelan por los aires. Por su parte, los días están simbolizados por animales: el jueves, día de Júpiter, está representado por un águila, atributo de ese dios. El conjunto, toda una alegoría artística, es también político: muestra a Luis XIV, igualado al Sol, maestro del universo, y como gran protector de los artistas de su tiempo, al igual que Apolo, dios de las artes.

El elemento clave, para Delacroix

Mientras coordinaba la decoración de la galería de Apolo, Le Brun se reservó un elemento codiciado: las pinturas de lo más alto de la bóveda. Sin embargo, no tuvo tiempo de terminarlas, puesto que el rey abandonó el Louvre para instalarse en Versalles. Posteriormente, en el momento de la renovación de la galería en 1850, Eugène Delacroix recibió el encargo de pintar la composición central de la bóveda. Inspirándose muy libremente en el esbozo dejado por Le Brun, inventó una obra romántica que se aprecia en todo su esplendor al principio del vídeo.